¿Como y donde queremos pasar la última etapa de nuestra vida? ¿Hay alternativas a los centros de día y a las residencias convencionales? ¿Puede un proyecto y la actividad que genera trascender y solucionar problemas sociales y urbanos?

Nuestra sociedad está sufriendo un proceso de envejecimiento progresivo. El aumento de la esperanza de vida abre las puertas a que un mayor estrato de la población pueda disfrutar de la senectud y, como consecuencia, que cada vez más personas pongan en tela de juicio los modelos actuales de residencia en aras de alcanzar soluciones mejores. Una magnífica alternativa a las residencias de ancianos son las cooperativas de viviendas para mayores.

Poder decidir desde la ubicación del complejo, las instalaciones que contempla y la distribución de las viviendas hacen de este tipo de cooperativas uno de los modelos que mejor se adapta a las necesidades del usuario. Se trata de ejemplos que huyen de la mercantilización de la vejez sin renunciar a los servicios necesarios para poder disfrutar de esta etapa de la vida con todas las comodidades.

Por otro lado y atendiendo al emplazamiento propuesto, intervenir en el barrio de Beniopa abre la puerta a intervenir en el límite, entendiendo como límite las relaciones que se establecen entre dos medios contiguos bien distintos. El límite urbano-natural, el límite tradición-contemporaneidad o el límite marginación-integración son algunos ejemplos.

Cada uno de los límites constituye una oportunidad de intervención, una posible solución que trasciende del ámbito concreto del proyecto para responder a los problemas del barrio. El proyecto busca atender estos límites desde su posición, configuración y funcionamiento para constituir un germen de mejora del barrio que evolucione hacia un mejor estadio con el paso del tiempo gracias a la actividad de sus usuarios.