Espacio / Recorrido. Plaza / Calle

Lejos de mostrarse como una caligrafía feliz para la (re)presentación simbólica de la propuesta, esta selección de obras de Eduardo Chillida nos permite describir el proyecto en relación con la ciudad en dos niveles de aproximación.

Igual que las grandes y decididas machas negras del maestro donostiarra, el Udaletxea, la Casa Torre Ugarte y la Ermita de San Antón contemplan desde su solidez los cambios que se producen a su alrededor, y actúan como límites y referencias de un espacio urbano al que dotan de carácter.

En una escala cercana, la reutilización de los pilares de la cubierta actual tiene clara voluntad de optimizar los recursos existentes, y a su vez y por encima de esto, de no colonizar el espacio de forma ajena a la memoria del pasado inmediato de la ciudad. La nueva plaza de San Antón Armuru se sirve de unos muros “con historia” para delimitar su recinto.

El proyecto, en definitiva, propone una arquitectura clara, unitaria, amable, que construya un gran espacio cubierto, diáfano, flexible, versátil, central (no perimetral), que pueda dar cabida a todo tipo de actividades lúdicas y, en particular, que responda a una serie de necesidades concretas que demanda la ciudadanía de Amurrio.

A saber: Que se convierta en lugar de estancia, que sirva de patio de juegos infantiles los muchos días de clima adverso,  que sea capaz de albergar el mercadillo de los viernes con holgura y al amparo real de la lluvia, y que pueda acoger, en igualdad de condiciones (a cubierto) a los asistentes a la subasta del día de San Antón. Por ello, la propuesta, parte de una serie premisas fundamentales:

– Incorporación de la Ermita de San Antón y de la plaza a la trama urbana de Amurrio como elementos urbanos capaces de articular la ciudad.
– Puesta en valor de la Ermita de San Antón a través de intervenciones arquitectónicas básicas en la cubierta de la plaza y en la urbanización de la misma: Bajar la altura del conjunto del nuevo pabellón, enfatizar el acceso procesional mediante la creación de un deambulatorio cubierto de altura libre 2,30 metros, completar el perímetro ajardinado en torno a la Ermita.
– Centralidad como condición de flexibilidad: El espacio cubierto debe ocupar el centro de la plaza para dar una respuesta dimensional apropiada, versátil y de flexibilidad real para distintos usos.
– El pabellón debe tener una altura adecuada (3,80m. de altura libre) que permita realizar todo tipo de actividades en su interior pero que no oculte la Ermita en su vista desde Landako kalea.
– Aumento de la superficie neta cubierta de la plaza.  De 400 m2 se pasa a 550 m2 cubiertos, lo que supone un aumento de un 40% de superficie.