La montaña

Las montañas no son tan solo elementos orográficos neutros, accidentes determinados por su dinámica de placas. Son más que eso. Las montañas abrigan los pueblos y ciudades, los configuran, les dan carácter e identidad, a la vez que, en alcanzarlas, se convierten en atalayas privilegiadas que nos abren nuevos horizontales y redimensionan medidas y relaciones habituales. Hace falta ser sensibles con ellas ya que una actuación desafortunada del hombre puede hacer perder su valor. Por eso, queremos que nuestra actuación sea mínima. Queremos dejar la montaña tranquila, recuperar el perfil orográfico original y definir con sensibilidad los límites con el tejido urbano de la ciudad.

“No hacer nada con urgencia”. A veces, en la vida de una ciudad amenazada por decisiones que pueden perjudicarle, es necesario no hacer nada con urgencia.

Este escrito de Jaime Lerner en la publicación reeditada por el IAAC, Acupuntura Urbana, reafirma, en este caso, nuestra decisión genérica en la parte menos antropizada de la montaña donde solamente planteamos un mínimo acondicionamiento de caminos existentes de relación transversal a media vertiente.

Más que una puerta, creemos que se ha de replantear una bisagra o cremallera entre la naturalidad de la montaña y la artificialidad de la ciudad, y hace falta hacerlo con mucho tacto teniendo en cuenta la sección transversal. Proponemos un recorrido secuencia de peatones entre la calle de Santa Rosa, del barrio de Finestrelles y la calle de Ardena, del barrio de la Mercé. Este recorrido se plantea como una suma de espacios a través de un camino que pasaría por el lado meridional del hotel Abba Garden, salvando un pequeño torrente con una pasarela para conectar aproximadamente a la cota 135m, coincidiendo con la cubierta de los depósitos de agua.