El proyecto de ordenación del ámbito del PSIS de Salesianos propone intervenir dentro de la ciudad consolidada, en el caracterizado borde noreste de la meseta sobre la que se asienta Pamplona, en el llamado “segundo ensanche”, con el objetivo de sustituir el uso docente del Centro Educativo Salesianos en favor de un programa de espacio público, viviendas, comercio y centro cívico que  recupere dicho ámbito para la actividad urbana.

Se pretende una ciudad razonablemente densa en tanto que densidad implica eficiencia y urbanidad. Una densidad que convierte la ciudad en más sostenible, frente a los modelos de dispersión que el tiempo ha revelado como poco eficientes.

El proyecto estimula, asimismo, la singularidad de los eventos urbanos, la diversidad dentro la ciudad uniforme frente a los estándares de origen decimonónico que rigen el trazado pamplonés.

Mas allá de la consideración de “la manzana del ensanche” como un elemento más o menos autónomo y actualizable que pueda venir a completar la expansión de la ciudad consolidada en este ámbito a través de la repetición acrítica del patrón preestablecido, la propuesta explora la condición de “límite de la ciudad” del lugar, y busca una solución sensible y permeable, que refuerce la relación entre la ciudad y el magnífico perímetro de espacios libres y recorridos peatonales que caracterizan el borde de la meseta sobre la cuenca de Pamplona.

Partiendo de esta premisa, el diseño propuesto refuerza y enlaza los recorridos peatonales existentes y los futuros previstos en el PERI del Ensanche tanto como descubre nuevas conexiones que abren la ciudad hacia el parque.

Una diagonal de espacios públicos, perpendicular a la Avenida de la Baja Navarra  descubre un nuevo camino peatonal abierto al sur, desde la citada avenida hasta el paseo de la Media Luna, a través de la cual  se pretende articular un espacio público de calidad que refuerce la condición de nueva centralidad del lugar, apoyada en una adecuada orientación y en las dotaciones propuestas, que ayudarán a definir un lugar de encuentro atractivo para el conjunto de los ciudadanos.

El proyecto, sensible con el entorno inmediato de la parcela y también con la escala comarcal, establece un gradiente de alturas decreciente en su aproximación a la calle de la Medialuna (de residencial unifamiliar), y al borde de la meseta en el que se sitúa el  parque del mismo nombre, con el objetivo respetar el carácter peatonal y de baja densidad de la calle, y de incorporar de una manera  sutil y pautada la silueta de sus torres al perfil de la cornisa norte de la ciudad.