EIO-2 en donde se sitúa nuestro proyecto, está en la esquina entre las calles Jerusalén y Can Tries de l’Hospitalet de Llobregat.

Está bajo las directrices del Plan de Mejora Urbana del Sector 2 de la Plaza Europa redactado por los arquitectos Albert Viaplana y David Viaplana.

En su memoria los arquitectos proponen:
«uno de los principales objetivos de este plan es el de crear un nuevo espacio de centralidad en donde se puedan articular los usos direccionales con los residenciales, los de vivienda, servicios, ocio, etc en base a un modelo urbano en el cual las interrelaciones funcionales se desarrollen harmónicamente creando ciudad y la ordenación física refleje la singularidad del lugar como plaza, puerta y nuevo centro de l’Hospitalet.

Otro objetivo es conseguir un alto grado de calidad funcional y ambiental de los espacios verdes urbanos que se generen.» y en referencia a la edificación «implantación edificatoria que garantice un alto nivel de calidad arquitectónica y constructiva».

En la parcela que nos ocupa está prevista una edificación en altura con una huella cuadrada de 24.6m de lado y 15 alturas alineada en una de sus caras con la calle Jerusalén. El resto de la parcela, rectangular de unos 70×35 metros, queda libre de edificación para el espacio público.

Alrededor, varias torres de la misma altura con uso residencial, y otras más altas conforme se acercan a la Plaza Europa con uso terciario y de oficinas. La más cercana, la sede corporativa de Puig del arquitecto Rafael Moneo, luego el Hotel Catalonia del arquitecto francés Jean Nouvel, y al fondo el Hotel Porta Fira del arquitecto japonés Toyo Ito.

En todas ellas observamos un denominador común y es que el tratamiento continuo de la fachada permite perder la escala del edificio y convertir la torre en un objeto, en un elemento del paisaje urbano con carácter icónico.

Desde nuestra parcela y alejándonos de Plaza Europa, torres para viviendas como la nuestra. Los requerimientos funcionales de ventilación, iluminación, confort, privacidad a los cuales se someten las fachadas, hace que aparezcan básicamente dos elementos: la ventana y los balcones.

En relación a la ventana, el arquitecto premiado Pritsker Eduardo Soto de Moura comenta «A la hora de hacer ventanas, el primer problema con el que hoy nos enfrentamos es que la arquitectura carece de tamaño -le falta dimensión para poder respirar-, y el segundo es el de la profundidad. Cuando recortamos una ventana en un muro, en los muros tal y como los hacemos hoy, la ventana parece una superfície que esté vibrando. Para mí es la prueba definitiva. Hay pocos arquitectos que sepan hacer ventanas muy bien, con honestidad. De hecho se hacen tantos muros de vidrio, entre otras cosas porque no se sabe hacer ventanas».

Decidimos hacer un proyecto «sin ventanas» y basar el proyecto en la diferenciación entre «positivo» y «negativo», entre lo abierto y lo cerrado.

Al atender al programa funcional requerido en número y tipología, detectamos que podíamos resolver todo el proyecto prácticamente en una sola planta multiplicada catorce veces.

La combinación es una planta con 2 viviendas de 2 dormitorios, dos viviendas con 3 dormitorios y una vivienda con 4 dormitorios.

Situar bien el núcleo para acceder a 5 viviendas es la cuestión. Los núcleos funcionan muy bien con 2, 4, un número par de viviendas por rellano. Cuando le pedimos a un núcleo acceder a 3, 5 un número impar de viviendas, todo es más difícil. Se pierden las simetrías, el orden.

Estudiando otras torres cercanas, como la del arquitecto Miguel Roldan, con 6 viviendas por planta, fácil y un núcleo con las escaleras en los extremos, decidimos mantener esa simetría con la combinación 3D-2D-3D en la mitad de la planta. La otra mitad sería una pastilla que podía tener una combinación 4D-2D. De ahí, cada tipología tiene su fachada a la que da todo el programa principal. Y en esa fachada ponemos los balcones.

Y trabajamos con los balcones «positivo» y los testeros «negativo». La torre, de unas proporciones en alzado no demasiado esbeltas, combina en tres de sus fachadas el positivo y el negativo a la vez, de modo que el volumen adquiere más esbeltez.

Siguiendo con la estrategia aprendida en el Conjunto de 3 edificios en Pedralbes de Barcelona, y que también hemos repetido en las promociones Tasman I y II, decidimos «sacar» la estructura hacia fuera y enmarcar los balcones cada dos plantas. De este modo conseguimos enmascarar la escala del edificio con un orden gigante.

El edificio es un montaje: la estructura de hormigón, con el canto y los testeros revestidos de un prefabricado color blanco hueso, y las barandillas junto con las celosías forman parte de un bastidor metálico fabricado y termolacado en taller de color bronce. El plano de atrás, este sí con ventanas, está menos comprometido y permite la utilización de fachada tipo SATE de color oscuro.

En cuanto a las tipologías, se decide colocar baños y cocinas pegadas a las medianeras, de modo que la fachada es exclusiva para las zonas nobles de la vivienda. De este modo se optimizan los recorridos de las instalaciones y todo funciona mejor.

Por otra parte, consideramos necesario en una torre disponer los salones en las esquinas, aunque nos acabase obligando a unas tipologías a las que necesariamente accedes por la zona de noche.

En la planta cubierta debido a la normativa, solamente podemos situar las instalaciones, por lo que nos vemos obligados a perder una vivienda donde situar la piscina comunitaria.

Por las medidas de la parcela, se consiguen un total de 96 plazas de aparcamiento y 69 trasteros en dos plantas y sin ocupar todo el terreno.

La planta baja, simétrica, tiene un local comercial divisible en tres y un vestíbulo a las viviendas con acceso a través de un porche que preside el espacio público des de el que accederán los habitantes de las 69 viviendas de la Torre Plaza Europa 78-80.