El cielo de Zaragoza.

El edificio entronca y reconoce el linaje y la tradición cultural de la ciudad de Zaragoza.

El inhóspito cierzo y un azul sin nubes ha llevado a los zaragozanos a buscar la protección y mirar hacia lo alto. Y en ese linaje se encuentran sus grandes edificios: como La Seo, Mezquita-Catedral, la Basílica del Pilar o el Palacio de la Aljafería entre otros muchos ejemplos de la arquitectura mudéjar que nos ha legado la historia. También en la modernidad reconocemos estas coincidencias en techos, como las bóvedas baídas del Auditorio o la cubierta triangulada de la Estación Intermodal de Delicias.

En todos estos casos, la visión interior de las cubiertas, bóvedas, artesonados, cúpulas o diafragmas lumínicos, constituye el auténtico, eterno y arraigado paisaje que nos ofrece la mirada, como concepto de lugar.