La parcela de los Talleres de Renfe y antigua Estación del Sur constituye un lugar clave entre el centro y la periferia de Granada. Segregada respecto a la Chana y la zona Beiro por vías de tráfico y ferrocarril poco o nada permeables, es actualmente una tierra de nadie cerrada, en un medio urbano hostil para el peatón, sin apenas espacios públicos y donde el vehículo es el protagonista. El objetivo del proyecto será lograr la integración urbana y social de lo que hasta ahora ha sido una isla entre barrios, que los dividía y dificultaba su comunicación, convirtiéndola en una nueva centralidad: biblioteca, espacio público y de encuentro entre vecinos, entre barrios, entre el centro y la periferia.

El hilo conductor común al mundo ferroviario, a la lectura y a las necesarias comunicaciones peatonales será el del recorrido o viaje. Se reflexiona acerca de la experiencia del paisaje desde el movimiento, o el movimiento que es generador de paisaje, tomando como referencias diversas obras de land art, del mundo del cine, de la pintura o de la experiencia del metro como recorrido lineal pautado, donde es posible detenerse (paradas) o continuar hasta el final. Las vías aparecen hoy como huellas de movimientos ausentes, grabadas en el terreno infinitas veces por el paso de trenes que ya no existen. Movimientos que han condicionado la totalidad de los elementos de la parcela: la situación de las naves y sus dimensiones, la ubicación de sus portones, el posicionamiento de la estación en el lugar… En definitiva, primero fueron las vías, y después todo lo demás.

La propuesta se apoya en las dos vías que acometen a las naves por sus vanos centrales. Dos líneas paralelas, contrapuestas, antimétricas, que permiten surcar la parcela desde uno u otro extremo y que nos atraen hacia las naves, que albergarán el corazón de la biblioteca. La bidireccionalidad inherente al mundo ferroviario permite un equipamiento “democrático” desde el punto de vista urbano, evitando dar el frente o la espalda a ninguno de los barrios. Y a lo largo de estas líneas, durante el camino, como en todo viaje, un paisaje. Un paisaje ordenado que potencie la iniciativa de huertos existente, que integre los elementos de valor y los necesarios aparcamientos de los vecinos. Un nuevo paisaje que se convertirá en fondo sobre el que destaquen las preexistencias conservadas. Un paisaje que es un tapiz, una alfombra que cubre el nuevo programa. Un programa que se organiza pautando el recorrido. Un recorrido que es también un viaje.