Beta Architecture

Casa Mediterráneo, Manuel Ocaña

Proyecto: Rehabilitación de la estación de Benalúa para la nueva sede de Casa Mediterráneo
Arquitecto: Manuel Ocaña del Valle
Situación: Alicante, España
Superficie útil: 3.500 m2
Estado: En construcción
Fecha concurso: 2010
Fecha construcción: 2010-2012
Fecha apertura: 2012
Cliente: Casa Mediterráneo
Promotor: TRAGSA
Colaboración: Miguel Molins Jiménez, Carolina Kurzak, Adriana Cepeda, Paloma Montoro, María Ortiz-Muyo, BEDV Arquitectos
Presupuesto: 5.900.000€
Fotografía: Manuel Ocaña

Casa Mediterráneo es una institución que nace para trabajar por la diplomacia pública. Su objetivo principal es fomentar la identidad común de los pueblos mediterráneos. Su nueva sede va a instalarse en la antigua estación ferroviaria de Benalúa, en Alicante. La nueva Institución necesita de espacios para gestionar eventos, exposiciones, conciertos, proyecciones y todo tipo de fiestas.

El elemento más valioso de la antigua estación es el maravilloso espacio sobre las vías de tren: 20 metros de luz cubiertos por esbelteces y forjas burocraticamente imposibles hoy por hoy.

El proyecto gravita en sofisticar ese sencillo espacio lineal para trenes, y adaptarlo a un espacio de experiencia para personas. Un espacio que se pretende centralizado, azul , líquido, excitado, cambiante, consecutivo, cenital, descapotable, teñido, rítmico, indivisible, programable, termodinámico y rentable.
Los programas más experimentales, se desarrollan en este espacio en y entre dos volúmenes ligeros, traslúcidos y facetados. Estos volúmenes cierran y centralizan el espacio principal de multiples propiedades permitiendo la simultaneidad y concatenación de diferentes eventos.
El espacio va a utilizar el color blanco en sus incorporaciones volumétricas y pavimento. Se utiliza en un sentido fenomenológico y sensual. El blanco es un color con propiedades óptimas para ser excitado y teñido, es el color de las pantallas. El sol de la costa blanca mediterránea va a ser teñido de azul en el interior por la traslucidez y el color de las placas de cubierta (y de naranja el interior del auditorio durante la puesta de sol). Y, además, va a excitar los paramentos con la contribución del movimiento de unas colosales aspas en rotación, de la cubierta textil motorizada y de las sombras que proporciona una celosía de aros de aluminio que también pacifica el encuentro entre los viejos muros y los nuevos volúmenes.
En el espacio azul no se climatiza el aire. Se climatiza a las personas. Se crean sensaciones térmicas mediante gigantescos ventiladores de techo, el conocido efecto chimenea, el textil descapotable y la posibilidad de activar puntualmente un divertido sistema de niebla fría.

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