El proyecto se sitúa en el barrio de Algirós, en una manzana que queda libre entre edificación abierta de considerable altura. El punto de partida es el objetivo tipológico, generar espacios flexibles que puedan ser usados como vivienda, oficina o estancias de uso similar según las necesidades de cada usuario y momento.

De esta manera, se crea un sistema modular de piezas que conforman la fachada del edificio, un muro habitado de espesor importante. Se contemplan tres tipologías, que a su vez responden a la modulación general del edificio regido por el aparcamiento subterráneo.

Todo esto, agrupado en seis bloques independientes, se deposita sobre una planta baja común de locales comerciales iluminados por cuatro grandes patios. Como respuesta funcional y estética del proyecto, las cubiertas se plantean transitables.