Los duques del Infantado se establecieron en Madrid en el primer tercio del siglo XVII, después de haber seguido al Rey y a la Corte a Valladolid, ocupando una residencia en la zona del Alcázar junto a San Andrés. Esta primitiva residencia, que abarcaba toda la manzana número 130, sufrió numerosas modificaciones y renovaciones a lo largo de los siglos. Lo que hoy se conoce como Palacio del duque del Infantado, debió ser una de las casas accesorias destinadas al aposento de los criados. Se trata de una casa de incierto origen levantada en el segundo cuarto del siglo XVIII (entre 1750 y 1780), aunque en el plano de Texeira de 1656 el solar aparece construido.

En 1951 se hicieron reparaciones en la cubierta, se modificaron huecos en la fachada y se ornamentó, trabajos llevados a cabo bajo la dirección del arquitecto Joaquín Núñez Mera. El recorrido y del paseo, una estrategia proyectual. Recientemente, Mahou adquiere el edificio con la intención de albergar el ESPACIO MAHOU: un espacio de divulgación de la cultura cervecera y la vinculación de Mahou con la ciudad de Madrid.

El edificio tiene planta trapezoidal, con un patio interior cuadrado situado en un lateral. Presenta gran desnivel entre la fachada principal y la posterior, que se resuelve con un zócalo de granito que engloba los sótanos. En las fachadas utiliza, cantería en la planta baja y recercado con orejeras en la principal, diferenciando cada piso por la decoración de los huecos. La portada principal, desplazada del eje central, tiene el escudo de la Casa del Infantado sobre el dintel del balcón y da paso a un zaguán en el que se encuentra una portada renacentista que procede del castillo de la Calahorra de Granada.

Limpieza

La primera operación será limpiar todos los paramentos de cartón-yeso de paredes y techos, liberando el ladrillo original y, además, poniendo en valor la estructura de madera de la planta bajo-cubierta. De este modo, sale a la luz, una atmósfera industrial, que favorece la museografía de los contenidos del ESPACIO MAHOU.

Acceso

Se propone modificar el acceso, produciéndose por la puerta situada en la Carrera de San Francisco, la más próxima a la Plaza de Puerta de Moros. Dejando la puerta principal del Palacio —en la Calle Don Pedro—, para ocasiones especiales y entrada de autoridades.

El nuevo acceso se producirá por el nivel semisótano, donde una escalera a doble altura, ayudará a coger la cota de la planta baja. Este primer ámbito, aunque cerrado, se propone que tenga la voluntad de espacio público extendiendo el pavimento de la calle dentro de él.

Recorrido

La escalera recorrerá, como una serpiente todas las plantas, haciendo del recorrido y del paseo, una estrategia proyectual.