☉ Intervenciones en el pueblo de Belchite is an academic project by Theo Coutanceau Domini developed in 2015. It is located in Belchite Spain in a ruins setting. Its scale is extralarge. Key material is concrete. Concepts such as ruin and adaptable reuse are explored.
Enfocándose en la ciudad de Belchite y más precisamente en las consecuencias de la guerra de España y del franquismo, este trabajo se considera capaz de alimentar reflexiones sobre un sentimiento de pertenencia nacional fuertemente devuelto en causa hoy. Acercando una realidad local muy específica, este trabajo exprime también un factor común propio a todos los países de Europa: el de una memoria que se pierde sin llegar a expresarse verdaderamente. Esta propuesta se inscribe en una realidad que apoderarse en símbolos históricos propios al pueblo español, para invitar ciudadanos de todo origen a tomar la palabra y dibujar una reflexión innovadora capaz de sentar las bases de un nueva manera de vivir juntos propia al siglo 21. Fabricando espacios comunes que se construyen sobre la memoria de un país, el proyecto de fin de carrera es visto como una oportunidad de buscar, de experimentar y de abrir las puertas sobre lo que no existe. Su ambición sobrepasa los límites de la península y quería hacer emerger un lugar influyente sobre las conciencias ciudadanas susceptible de proponer una alternativa a divisiones sociales e históricas profundas.
Nuestra sociedad evoluciona, cambia, nuestras percepciones y nuestra comprensión del mundo también. Estos trastornos devuelven a mi juicio la existencia de tales espacios preciosos para encontrarse y situarse con relación al mundo que nos rodea. Deseo que el visitador fabrique su propio camino en el pueblo viejo, y que pueda seguir sus propios reflexión yendo libremente donde su curiosidad lo empuja. Para eso, la expresión de la memoria pasa en primer lugar por una experiencia del pueblo viejo que privilegia el progreso, el tiempo de circulación de la mirada más que un acceso inmediato a la información. Un tiempo de contemplación donde la percepción alimenta y precede la comprensión y donde la experiencia espacial emotiva es utilizada como medio de información. Las intervenciones, verdaderos puntos de intensidad en el pueblo viejo, participan así en esta puesta en escena de la historia y del paisaje con lugares hechos para pensar, expresarse, encontrarse, reflexionar y hablar. Las intervenciones se construyen así alrededor de un trayecto que se articula en cinco tiempos, marcados por cinco puntos neurálgicos. Están hecho de dos polos preexistentes y tres nuevas arquitecturas. Estoy convencido que en el contexto actual, nuestra sociedad necesita más que nunca de este tipo de espacios para engendrar nuevas prácticas, inesperadas y espontáneas, y para animar a los ciudadanos a inventar, a mestizar y a desarrollar un mundo plural.
Proyecto 1: el cercado
El cercado, es la primera intervención, se trata de dejar hablar el existente, de dejar su prevalencia a las ruinas, instaurando finamente un signo, que deja presentir la presencia de vida en el espesor del tejido urbano. El edificio es tan accesible de todos sus lados, para anular todo efecto de frontera entre el interior y el exterior. En fachada no hay puerta, el edificio invita al visitador a entrar y salir en un flujo continuo, que persigue su propia experiencia del pueblo viejo atravesando los intersticios que se le abren. En realidad se trata de un hueco, una plaza creada por el lleno, una sucesión de entidades programáticas que dejan de la libertad a los usuarios y forman un receptáculo a la vida que pasa. Todo pasa desde este hueco, todo se articula desde el centro del proyecto. Una vez atravesadas las fachadas, el público hace su primera experiencia del lugar, y descubre un espacio de circulación que evoca a la vez una gran plaza, pero también un largo patio. Alrededor del hueco, se organiza el lleno. Espacios de reunión, dedicados al conocimiento y al intercambio donde los visitadores disponen de una gran libertad. Espacios que dan una sensación de vacío, no funcionales con el sentido clásico del término. Pero es exactamente lo que según yo define el espacio. Espacios que proponen el encuentro de los individuos como un intercambio y no como una función. Más los visitadores se apropian esta libertad, y más pueden hacerlo algo fuerte y interesar.
Proyecto 2: las torres celestes
Aquí, no se trata de responder solamente al aspecto inmediato del sitio cercano, sino que también de responder a la historia de sus trazados urbanos. La propuesta toma cuerpo así alrededor de la plaza de la cruz, plaza simbólica del pueblo viejo, cuya la casi totalidad del alrededor hoy desapareció. Primeramente, pues se trata de venir para contener el espacio vacío proponiendo un edificio que delimita la plaza y hace frente a la torre del reloj. En fachada, no hay puerta solamente una alternación de llenos y de aperturas anchas sobre las cuales están dispuestos una seria de terrazas. Sobre estas terrazas, encontramos 4 torres que vuelven en tensión con el campanario existente y da la impresión de que el edificio brota de la topografía. Es una señal, un punto de referencia a la escala urbana, el signo de una etapa que se dibuja en el cielo. El edificio se articula alrededor de 4 grandes patios de forma regular, pasar de uno a otro es pasar de un espacio abierto a un espacio más íntimo. Estos huecos organizan el espacio, crean lugares de vida y permiten hacer coexistir los espacios, distinguiéndoles. Sobre el lado superior, las terrazas alternan con una seria de pabellón. A veces abiertos, veces opacos. El edificio se inscribe en el prolongamiento del terreno, de tal modo que el edificio no tiene ni principio ni fin, simplemente se trata de una seria de terrazas y de escaleras que se sobreponen unos a otros. La porosidad entre espacios cubiertos y espacios abiertos es total. Así el espacio existe sólo en su capacidad de ser investido, transformado, o reinventado por los usuarios. Los volúmenes opacos ofrecen mas de intimidad, y utilizan a veces las ruinas, integrando directamente los vestigios al espacio.
Proyecto 3: hortus Conclusus
Por fin, nos dirigimos hacia el quinto y último tiempo, Hortus Conclusus. Este proyecto toma cuerpo en el antiguo barrio Norte del viejo Belchite. Un barrio esencialmente marcado por su arco de ciudad y los últimos basamentos restantes de la iglesia San Salvador. Hoy en dia, estas ruinas, demasiado alejadas del eje principal propuesto a los visitadores son víctimas de su alejamiento y agonizan sólo. Es ante de todo un proyecto de flujo, un trayecto que se inserta en la continuidad de los caminos existentes, para prolongar la experiencia del pueblo viejo sobre la zona norte del perímetro. Es un proyecto que, a media visible, intriga e invita al visitador que continúa su visita. Como una sorpresa, un acontecimiento central, el corazón del edificio dirige las ruinas de la antigua iglesia San Salvador, de vestigios olvidados, se vuelven punzado de interés. El proyecto dibuja una continuidad perfecta con el terreno, subraya su horizontalidad y lo prolonga hasta la entrada de ciudad. A lo lejos el proyecto se hace una línea discreta en el paisaje que responde a la extensión del sitio. Es un espacio donde el visitador deambula, fabrica su propio camino, como en un parque. Se trata de un gran plano libre y ondulante, donde todo está a la vista, todo se reparte, Un espacio próximo de la manera la que circula los seres humanos: según trayectorias aleatorias y dónde el visitador circula libremente. Estando en el mismo espacio, pasamos de un universo a otro. Son espacios a la vez aislados y unidos entre ellos. Cada uno puede informarse allí a través de las exposiciones, hablar, o simplemente seguir su propio camino. En su centro, el edificio se dilata, se abre a un patio ancho que revela los restos de la iglesia San Salvador. Son espacios que favorecen los intercambios entre los individuos, los encuentros pero se trata sobre todo de un lugar donde la vida social puede nacer.
El despertar
Este proyecto quiere evocar una alternativa posible para responder a un pasado y un obsequio que nada parece llegar a unir. Nació de la asociación de un interés histórico, de una voluntad política y de una fuerte creencia en la arquitectura como un medio concreto de responder a estas cuestiones. La arquitectura no puede ser reducida a mi juicio a su racionalidad funcional y estoy más que nunca convencido, que nuestro función de arquitecto reside tan en nuestra capacidad de concebir espacios que a una necesidad de situarse en relación al mundo que nos rodea.