Lagar defiende un modelo integrado en comunidad donde la humanización del espacio juega un papel fundamental en la mejora y la calidad asistencial del paciente. Los patios, las terrazas y los porches ofrecen sensación de libertad y promueven atractivas estancias donde los interiores se mezclan con los exteriores, donde el sol convive con la sombra y donde los cambios de luz y temperatura se hacen palpables.

El anillo perimetral recoge las habitaciones, orientadas hacia el exterior, dotando de vistas y, a la vez, fomentando la privacidad. Seguidamente, una galería amplia e iluminada recoge las circulaciones del complejo. Estos recorridos contribuyen a mejorar la orientación del paciente, y, además, funcionan como colchón acústico. El programa de día queda englobado dentro del patio central. Dos volúmenes transversales reciben las estancias comunes y su estratégica colocación genera tres patios de dimensiones similares.

Si bien el esquema de funcionamiento es sistemático, también destaca por su flexibilidad. La seriación de habitaciones se mezcla con espacios de relación y convivencia donde la versatilidad queda al servicio de encuentros espontáneos. En este sentido, reciben especial atención los tres patios.

Una arquitectura de escala contenida, luminosa y duradera. Sus cuidados jardines favorecen el paseo, fomentan el disfrute de la naturaleza, y apuestan por la creación de una atmósfera emotiva.

Las mismas reglas se aplican a la urbanización exterior donde cada uno de los lados establece un diálogo con su entorno más próximo, promoviendo en cualquiera de los casos, un evidente diálogo con las zonas verdes. La imagen sobria y ordenada del edificio conjuga con la calidez y vitalidad de sus espacios interiores, dotando al conjunto de un aspecto calmado que promueve la serenidad y el descanso.