Llar, es la casa que habitamos, un hogar para 120 personas con necesidades de asistencia individualizada e intimidad, pero también de compañía, vinculado a un exterior ajardinado común. Así la organización espacial del edificio permite entenderlo como la agrupación de las distintas partes en las que se fracciona el programa, partes aparentemente autónomas pero unidas entre sí a través de un núcleo central desde el que los brazos propuestos configuran patios y jardines abiertos.

Esta seriación de espacios abiertos diferenciados permite unos interiores vibrantes, con luces provenientes de distintas orientaciones, evitando la sensación negativa que puede producir la aglomeración y las vistas directas. Los tres patios de cada llar, espacios de estancia y convivencia de los residentes, tienen distinto carácter y orientación, todos con soportales para disfrutar del aire libre y del exterior ajardinado, protegidos del viento y del sol y comunicados en planta baja con las zonas comunes.