Sobreponerse en el tiempo y mantener la continuidad de la geometría urbana mediante una cubierta ligera que protege y llena de luz un perímetro de piedra y arcilla. Construir en un vacío abierto a la calle que conserva las tres medianeras de una construcción anterior, derribada hace unos años. Los muros del perímetro nos dan la medida de la antigua construcción y nos aportan datos sobre la evolución de los materiales y los sistemas constructivos de la arquitectura popular: dos muros de piedra que dibujan dos aguas nos separan de las casas adyacentes, y un muro de ladrillo más nuevo nos separa de la parcela posterior. Los muros de piedra evidencian un cambio ligero de pendiente en la parte posterior, que deja adivinar una pequeña ampliación respecto del cuerpo original. La fachada, originariamente de piedra, ha sido derribada no hace mucho. El nuevo almacén pretende depositar-se encima de los vestigios perimetrales existentes mediante una estructura de acero ligera que cubre los 12m de profundidad del solar reproduciendo la geometría del volumen original 1.70m más arriba, como si añadiéramos un nuevo sedimento en una sucesión de estratos geológicos inactivos que vuelven a revivir.