El Bruc es un municipio perteneciente a la provincia de Barcelona, en la comarca del Anoia. La escuela actual ha ido acumulando a lo largo del tiempo distintos problemas y patologías que han hecho que ésta sea insuficiente para las necesidades actuales del pueblo. Por ello se propone la reforma y ampliación. La nueva escuela parte de tener muy presente el lugar, cercano y lejano, y todas sus preexistencias. El volumen de aulario-gimnasio, el bosque y el imponente perfil de las montañas de Montserrat, que actúan como telón de fondo, crean una sucesión de profundidades y campos visuales que el usuario tiene presente en todo momento.

La volumetría responde al objetivo inicial de situar todo el edificio escolar en la misma cota. Las preexistencias y los condicionantes del lugar trazan el resto de la actuación: el perímetro edificable, el asentamiento por encima de la cota inundable y la adaptación a la topografía ubican de forma natural el nuevo edificio de manera perpendicular al existente, a modo de gran mirador, favoreciendo la buena orientación y generando espacios intersticiales y visuales hacia las montañas de Montserrat.

Entre los vacíos y llenos de una piel continua a modo de celosía cerámica que unifica lo nuevo y lo antiguo, se interpone el nuevo gran patio, sin jerarquías, en dos niveles diferenciados unidos por una escalera helicoidal de grandes dimensiones que relaciona de forma lúdica los dos espacios. En la cota superior el patio, a modo de gran jardín, se naturaliza con árboles y plantas arbustivas locales combinados con superficies permeables, desniveles y bancos corridos, dando lugar a un gran espacio co-educativo donde se busca que el niño se relacione. En la cota inferior, una gran plaza en la que la pista se desdibuja y se presenta como un espacio más orgánico, descentralizando el papel protagonista del juego de pelota. Además, se genera un espacio de ágora en semi-porche, que favorece las relaciones entre los alumnos, y a su vez conectado al gimnasio a través de una entreplanta que mira hacia la pista y el bosque.

La propuesta resalta los valores arquitectónicos del edificio existente en la configuración de la nueva planta, respetando la estructura de patios y espacios educativos adyacentes. Esta secuencia, en forma de “cremallera”, se repetirá dando lugar al nuevo edificio y rompiendo la estructura, ya obsoleta, en la que el aula es el único espacio