El proyecto de gastrohotel trata de sintetizar la esencia de la tipología islámica del caravasar, orientada a dar cobijo, descanso y alimento a los viajeros que recorrían las rutas comerciales de la seda. El marco de acción contempla la recuperación de una vivienda-mirador del siglo XIX situada en pleno casco histórico cordobés, justo en la franja que separa la medina de la ajerquía, y la inserción de un edificio de nueva planta en lo que hubo de ser el jardín de dicha casa. De este modo, se articula un uso híbrido de hostal para visitantes y restaurante que permite la relación entre los ciudadanos locales y los turistas, así como la creación de un escenario semi público, que admite la incorporación de eventos que se suceden a lo largo del año en la ciudad. El objeto principal, por tanto, es el de establecer un organismo vivo, habitado durante las 24 horas del día, que sea capaz de amoldarse a las necesidades actuales y futuras recogiendo, asimismo, formas de relacionarse heredadas del pasado.