En la arquitectura rural encontramos algunos de los ejemplos de mayor calidad de toda la arquitectura gallega. Los pazos, grandes casas solariegas vinculadas al entorno natural, son construcciones muy vivas en el imaginario gallego y han constituido un referente desde hace siglos del buen hacer en la arquitectura. Estos edificios, vinculados originalmente a reyes y grandes nobles, han sido poco a poco imitados y reproducidos por la nobleza y burguesía local que disponían de unos recursos económicos más limitados. Este es el caso de la Casa de Parga, construida a principios del siglo XIX en el Concello de Meis.

La Casa de Parga es un buen ejemplo de una de estas construcciones rurales, una casa solariega de menores dimensiones pero de gran calidad, con sólidos muros de granito y esbeltos pilares de fundición. Un complejo que incluye un palomar, un molino, un hórreo, etc. Sin embargo, su estado actual es de ruina y algunos de los elementos patrimoniales están en serio riesgo o casi desaparecidos. Es por ello de la necesidad de este concurso para rehabilitar la casa y su entorno, convirtiéndola en un espacio de dinamización social y de difusión cultural. La propuesta aborda este reto con la premisa de establecer unas fases de construcción que permitan materializar, en función de la disponibilidad presupuestaria, un centro 100% accesible.

Las intervenciones se realizarán siempre desde el punto de vista del respeto al patrimonio, reconstruyendo y restaurando las construcciones hasta su estado original, sin añadidos o ampliaciones, pero sin tampoco negar la contemporaneidad en los interiores. Se contempla también una intervención en el jardín con diversidad de ambientes y especies autóctonas, que consolide y potencie los biomas existentes y restaure los que se han degradado con el tiempo. Todo ello con la sostenibilidad y eficiencia energética como eje vertebrador. En definitiva, se trata de revertir el estado de degradación en el que se encuentra la Casa de Parga. Recuperando elementos patrimoniales de la arquitectura rural gallega tan característicos como el hórreo o el emparrado. Una intervención respetuosa con el medio ambiente y un nuevo referente para las construcciones futuras.