La idea generadora del proyecto es la creación un nuevo complejo cultural y deportivo que, junto con la iglesia de Santa Ana, generen un nuevo foco de atracción multidisciplinar que ponga en valor el patrimonio de ésta y de sus inmediaciones.

La principal intención de la propuesta es que el conjunto, un antiguo convento que data del siglo XV, recobre la importancia que tuvo en el pasado. Para ello se recupera la esencia y carácter del antiguo claustro, condensando todo el programa en una única pieza al oeste de la parcela, y creando una plaza que evoca el espacio de relación del convento original. Dicha pieza, de geometría sencilla y clara, se inserta paralela a la iglesia, otorgándoles un mayor protagonismo y espacio de respeto tanto a ésta como al anterior claustro.

Esta estrategia se complementa con el proyecto de rehabilitación de la iglesia y su entorno, potenciando la conexión directa de la misma con la plaza y el nuevo complejo y recuperando los flujos entre ellas. De este modo, el conjunto se convierte en un nuevo referente cultural, turístico, patrimonial y deportivo, gracias a la incorporación y compenetración con los nuevos usos proyectados.

Por otro lado, el volumen del complejo atiende a las particularidades de la dualidad de usos que recoge el programa; el espacio deportivo multifuncional, situado al oeste, emerge respecto a la zona cultural. Ésta toma la altura de la nueva pérgola dialogando con ella y volcando el programa hacia la plaza claustral. De este modo el complejo se adecua y relaciona con los nuevos usos de la iglesia tras su rehabilitación, permitiendo que éste pueda utilizarse como una extensión de la misma cuando el evento lo requiera.

En cuanto al uso deportivo, éste se divide en dos niveles, atendiendo a la practicidad del edificio y a sus diferentes usuarios: por un lado, el acceso de espectadores se mantiene a la cota de la calle facilitando su flujo, mientras que el campo de juego, los vestuarios y demás zonas de servicio, quedan en la zona inferior. De esta forma, el conjunto adquiere la versatilidad necesaria para su uso tanto deportivo como cultural y recreativo, pudiéndose adaptar fácilmente siempre que se requiera.

La disposición del volumen junto con su estructura porticada en dos niveles, evoca la atmósfera de un patio andaluz, donde las galerías de paso quedan en penumbra alrededor de un gran espacio central inundado de luz, el espacio multifuncional. Por último, el aparcamiento se ubica bajo las pistas deportivas, colmatando el volumen y otorgándole una mayor versatilidad al complejo.