Un lugar tan emblemático como la calle mayor de Castalla no podía desaprovechar el solar cercano a la iglesia que hace esquina y se enfrenta a las casas palaciegas. Ese espacio es el idóneo para colocar el proyecto, pudiendo configurar y tratar el espacio sin miedo, ya que la temporalidad permite explorar diferentes texturas, materiales y formas.

Esta es la razón por la que se coloca alineado solo a un límite del solar, permitiendo el libre paso a través de esta, rodeándolo y experimentarlo también como un espacio público del municipio.

Al terminar el tiempo previsto podría colocarse en diversos lugares, como en los solares delante del tanatorio municipal, o en el parque que se sitúa frente a la biblioteca de Castalla, con un previsible cambio de función.