El nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Mataró parte del condicionante principal de conservar la esencia de una antigua fábrica de harinas, huella del patrimonio industrial de Mataró de principios del siglo pasado. La intervención, lejos de enmascarar este legado histórico, enfatiza su perfil fabril mediante un ejercicio de preservación de las cubiertas y de expresión visual de los antiguos arcos protegidos, que permanecen intactos y dialogantes con la futura intervención.

Teniendo en cuenta las limitaciones espaciales del solar y la necesidad de conservar los arcos identificativos de la antigua fábrica, la solución adoptada opta por colocar el gran espacio diáfano sobre la nave existente. Como resultado, la nueva construcción se sitúa justo por encima del edificio histórico, flotando livianamente sobre su cubierta y libre de cualquier condicionante estructural sobre las zonas existentes. El programa funcional, de 5.970m2, comprende dos espacios expositivos. Por un lado, planta baja y primer sótano albergan una colección permanente de arte catalán de la segunda mitad del siglo XX, mientras que la sala amplia, flexible y diáfana diseñada sobre los arcos se concibe para acoger exposiciones temporales. El resto de espacios bajo rasante se destinan a aparcamiento, almacenes y al acceso desde la plaza soterrada adyacente.

Sin apoyarse sobre los arcos, la planta superior descansa estructuralmente sobre dos volúmenes que albergan los núcleos, las circulaciones y los espacios de servicio, siendo uno de ellos –el que da a la zona de acceso y al mar– de uso público, y el otro –en la parte trasera–, propio de los servicios técnicos.

La directriz de transformación urbana del frente marítimo en Mataró pasa por evitar la creación de barreras visuales y permitir la permeabilidad visual, en la medida de lo posible, entre ciudad y mar, de modo que la estrategia conceptual del nuevo centro de arte permite alcanzar los requerimientos de mantenerse a una altura razonablemente baja. De esta forma, al ubicarse encima de la huella del edificio existente y aprovechar su espacio en la planta baja, la propuesta puede desarrollarse en tan solo dos plantas, con los consiguientes beneficios de la dotación de espacios amplios y no estratificados verticalmente.