Los glaciares retroceden, Groenlandia se deshiela y cada vez se desprenden mayores icebergs de los polos. Una de las consecuencias del cambio climático y del ascenso paulatino de las temperaturas es la merma, año tras años, de las grandes masas de hielo de todo el globo. La destrucción de unos ecosistemas muy delicados cuyo efecto inmediato es el vertido de millones de litros de agua dulce a los mares. Una cantidad ingente de agua que modifica la salinidad de los océanos, altera las corrientes marinas y, quizá la consecuencia más evidente, aumenta el nivel de los mares.

El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) en su informe de 2014 proyectó que para el año 2100 el nivel del mar aumentará alrededor de 90 centímetros. En un mundo donde millones y millones de personas viven en poblaciones de costa, la subida del nivel del mar traerá consigo un gran número de desplazados climáticos y la práctica desaparición de algunas ciudades. En los gráficos que se muestran junto a este texto se pueden observar algunos de los casos más significativos, cuatro ciudades que dentro de 80 años quedarán sumergidas bajo el mar.

El proyecto para el pabellón de la 10ª edición del festival Concéntrico propone una reflexión sobre la cuestión climática, sobre la realidad de nuestras costas en el futuro si no tomamos conciencia del problema. El pabellón se materializa en la plaza como una superficie a 90 centímetros de altura que ocupa la máxima extensión posible. Se trata de una superficie reflectante que con sus formas sinuosas emula la lámina de agua de los mares cuando es moldeada por el viento. Una superficie que permite al visitante adentrarse por una de sus curvas, verse envuelto por el reflejo del “agua” y meditar sobre los efectos que puede tener para la ciudad la subida del nivel de los mares.