Desde un punto de vista funcional se trata de un equipamiento que aúna a la vez características de un edificio sanitario y de uno judicial. Al mismo tiempo el uso del edificio impone un programa en el que se desarrollan distintas actividades fundamentales para distintos procesos judiciales que exigen niveles de privacidad muy diferenciados. Por una parte, son necesarios espacios visualmente aislados por completo respecto del exterior y el resto del edificio, y por otra, zonas de trabajo, mucho más abiertas.

A nivel urbano el nuevo equipamiento se inserta en la trama del barrio ocupando un solar cuya forma responde al remate de un trazado regular en su encuentro con los límites de borde. Un espacio perfectamente acotado y urbanizado en su perímetro que ha quedado como un resto que presenta diferencias de rasantes muy notables y que interfiere en lo que se sugiere como el desarrollo lineal de un cinturón verde que singulariza la fachada de esta zona de la ciudad respecto a una serie de vías principales de acceso.

La propuesta no rehúye estas circunstancias sino que las asume para plantear un edificio que no se impone sino que se asienta en el solar tratando de responder a los condicionantes urbanos y de programa. Un edificio que se singulariza precisamente por tratar de incorporar y dar forma a un nuevo tipo de equipamiento que evita de forma consciente el carácter cerrado propio de otras edificaciones similares. Se aprovechan las características del solar para resolver las zonas más cerradas y se presenta como una pieza que hace ciudad, liberando parte del solar para espacios exteriores en los que se integra la vegetación que, además de completar la fachada del edificio en planta baja, incorpora y da continuidad visual y funcional al citado cinturón verde, integrándose como parte del mismo.