¿Cómo se vive en el centro de una caldera volcánica, rodeado por crestas de varios centenares de metros de altura, en la que el agua ha logrado conformar una orografía aleatoria más cercana a los paisajes lunares que a los de la tierra? Esta fue una de las preguntas que nos hicimos en una visita reciente a Sete Cidades y miráramos hacia dónde miráramos no lográbamos percibir la cercanía del Océano Atlántico oculto tras los espesos bosques que nos circundaban. El hecho de estar confinados en el corazón de lo que fue un majestuoso estratovolcán podía ser una idea a partir de la cual desarrollar un objeto arquitectónico en el que toda la actividad generada alrededor del Walk & Talk bullera en su interior como si de una metáfora de lava volcánica se tratara.

El pabellón que proponemos es un volcán. Un volcán construido mediante diferentes estratos que se van sedimentando de manera espontánea hasta generar el cráter en su punto más alto. El primer estrato correspondería a los bloques más sólidos que, como las huellas de una taza de café en un papel, se disponen orgánicamente alrededor del vacío central. En esta sólida base del volcán se sitúan los diferentes usos requeridos estableciendo una serie de tensiones geométricas fruto de las cuales los espacios liberados entre ellos se dilatan o contraen generando aperturas al exterior o espacios contiguos más acotados.

El acceso al pabellón se comprime hacia la plaza del Teatro Micaelense para abrirse sorprendentemente en su interior, focalizando la perspectiva del visitante hacia la gran apertura del escenario con el mar de fondo. El resto de piezas que delimitan el espacio central han sido diseñadas a partir del funcionamiento flexible que han de tener en un evento de este tipo. El resto de estratos se formalizan mediante la superposición de anillos estructurales de madera de cryptomeria, creando un dinamismo vertical dirigido hacia el óculo triangular a través del cual la luz directa entrará en el recinto. Es lo que se denomina una estructura recíproca en la que unos elementos apoyan en un punto estable y en otros similares generando un funcionamiento estructural en espiral.

El esqueleto de todo el pabellón se ha diseñado mediante rastreles de madera y tablero de contrachapado que a pesar de su ligereza son capaces de configurar una retícula tridimensional en la que no hay una dirección única, sino cinco líneas principales de apoyo sobre las que van descansando los estratos superiores. Todo este armazón irá recubierto mediante una lona traslúcida de PVC tensada desde los perímetros de los diferentes anillos perimetrales superiores y las celosías triangulares de las fachadas. Las aperturas de huecos, tanto las puertas de acceso a los bloques técnicos como las ventanas para el paso de comidas y bebidas se realizarán también en lona con sistemas de cremallera y cierres de candado.

En los laterales del escenario se han habilitado dos espacios de forma triangular para guardar todos aquellos temas técnicos de luz y sonido vinculados a las actuaciones y espectáculos que se vayan a desarrollar. La tersura de la piel exterior, recuerdo de las verdes praderas que cubren los volcanes de la isla, contrastará con la expresividad tectónica de las vigas de madera del interior creando un espacio enérgico y poli funcional capaz de dar cabida a cualquier actividad que se proponga en su interior.